» Extracto Jorge Schindler

Más o menos a las 9 de la noche me dirigía en mi Fiat 600 hacia mi hogar en el barrio universitario. Iba acompañado por Martín Irigoyen, socialista, casado con una amiga de Lebu. Íbamos por Víctor Lamas y al llegar a Castellón nos encontramos de pronto con un  pelotón de carabineros y un gran alboroto por lo cual detuve el auto y pudimos ver como justo en la esquina estaba cayendo al suelo un carabinero con casco protector. Nos bajamos a ayudar y junto a otros carabineros constatamos que había sido herido de bala. Un oficial  me pidió que lo llevara a la posta de urgencia del Hospital Regional y junto a otro carabinero lo metimos al auto y partimos rápido al hospital. Como yo me conocía el camino, llegamos en diez minutos y en el trayecto pudimos darnos cuenta de la gravedad de las heridas y que el carabinero iba moribundo. Cuando llegamos al servicio de urgencia lo trasladaron en una camilla adentro y mientras tanto un carabinero de turno en la posta me tomó una declaración. Después fuimos a buscar el auto que estaba rodeado por vehículos policiales. Aquí quedó la cagada, dije yo, y de repente apareció un oficial quien me preguntó: ¿Usted es el que trajo al cabo Aroca herido al Hospital? Nosotros queremos agradecerles su valiosa ayuda en nombre del Cuerpo de Carabineros. ¡Ábranle el paso! dijo y los vehículos que me tenían cercado se corrieron y pudimos salir. Hasta ese momento nunca me imaginé la gravedad y el peligro de estar directamente involucrado.

 

Por esos mismos días, Patria y Libertad inició los preparativos finales para el proyecto Sierra Alfa, destinado a crear en la Sierra Nevada, en Argentina, una escuela para guerrilleros urbanos que se levantarían luego en contra de Salvador Allende. Roberto Thieme, el secretario general de los conjurados, realizó en esa fecha un curso de comando en la Colonia Dignidad dictado por ex oficiales alemanes que residían en ese lugar, al mando de Paul Schäfer. Thieme efectuaba desde la colonia frecuentes vuelos de reconocimiento del territorio argentino elegido para ubicar la base subversiva. El fundo El Lavadero, situado en Parral, propiedad de los colonos alemanes, disponía de equipos de radio con diferentes bandas y frecuencias que  permitían comunicarse con Argentina y con los aviones en vuelo.

 

 

El 11 de septiembre de 1973 salí de mi casa a las 7.30. Mi mujer me iba a dejar al trabajo. Tomamos avenida Matta. Íbamos  escuchando la radio. Nos dimos cuenta que el golpe estaba en marcha. El Comité Farmacéutico funcionaba en un segundo piso de un edificio que estaba en calle San Antonio al llegar a Monjitas, al dado del hotel Tupahue. Llegó el que hacía de jefe del Comité, Edgardo Arrivé, socialista, ex gerente del Laboratorio Merck. Nos pareció que la asonada militar era inevitable y decidimos dirigirnos al Laboratorio Chile, donde yo era director y debíamos reunirnos según las instrucciones que teníamos. Galvarino Melo, cuadro obrero del partido que también fue diputado, era el presidente del directorio y siempre me solicitaba mi ayuda en el tema de los medicamentos del Formulario Nacional. El fue, además, director nacional del Servicio de Seguro Social. Yo conocía a los presidentes de los sindicatos industriales y de empleados. Los trabajadores nos recomendaron salir de allí porque los militares iban a allanar el lugar. Me encontré parado frente al Estadio Nacional y decidí caminar hacia mi casa. Eran cerca de las 13 horas. Mi departamento estaba en un tercer piso y vimos el humo que salía de La Moneda. No cabía otra cosa que esperar.

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