Mi familia era de Curicó y muy conservadora. Mis padres se separaron cuando yo tenía unos cinco años y con mi madre nos trasladamos a Santiago en 1942. Tenías miedo del viaje porque me habían dicho que los comunistas descarrilaban a los trenes. Mi abuela materna, que era profesora, me educó inicialmente y luego ingresé al Instituto Nacional. Allí era muy cercano a las Juventudes Comunistas y formaba parte de un grupo de alumnos de izquierda donde estaban Antonio Skarmeta, presidente de la Academia Literaria; Augusto Carmona, mi compañero de banco, que ingresaría al MIR y sería uno de los fundadores de la revista Punto Final; Pedro Butazzoni, años después subsecretario de Hacienda del presidente Frei Montalva; y Jorge Arrate y Juan Facuse, ambos radicales entonces, entre otros. En el liceo también había muchos hijos de padres judíos que venían huyendo de la guerra, casi todos de derecha, y bastantes hijos de exiliados españoles por la guerra civil.
Vivía en Recoleta, donde mismo vivo ahora. Salí de humanidades en 1956 y entré a Derecho en la Universidad de Chile. En la misma generación estaban Mónica Madariaga, que era la primera del curso (3); Luis Maira; Cristián Bulnes, el hijo mayor del senador Francisco Bulnes; Hernán Somersville, Litré Quiroga, Juan Pavín y Eduardo Contreras. Ese fue el curso que cambió la correlación política de fuerzas en la facultad. Hasta el año anterior había dominado el Grupo Universitario Radical, GUR, pero a partir de ese momento empezó a imperar la Juventud Demócrata Cristiana, la JDC.
Egresé e hice mi práctica en el Servicio de Asistencia Judicial del Colegio de Abogados. Luego me incorporé a trabajar al estudio del abogado procurador, Fernando Ostornol, del cual después fui socio, cuando me recibí en 1967. Me casé en 1962, a los 22 años, con Rosa Parisi, una compañera de curso. Entré a militar en el Partido Comunista por esos mismos años, a la Quinta Comuna, en Independencia. Participé en la campaña de Salvador Allende en 1970 y el día de las elecciones fui apoderado para todas las mesas de mujeres en la Quinta Comuna. La noche del triunfo me acosté a las 22 horas, agotado por la pega del día.
Tuvimos que esperar que sacaran el cuerpo de un niño de 15 años que habían matado porque intentó quitarle el fusil a un soldado. Salió el coronel Mario Manríquez, a cargo del Estadio, muy ufano, y nos empezó a interrogar. ¿Tú, que eres? Independiente, fue la respuesta; ¿Y tú?, le preguntó al segundo. Independiente, señor. El tercero le contestó igual. Entonces, enfurecido, sacó su arma de puño y dijo: ¡el siguiente que me diga independiente, lo mato! ¿Tú que eres?, preguntó al que seguía poniéndole la pistola en la cabeza. Independiente de izquierda, señor, le dijo el único miembro del Mapu que había entre nosotros.
Nos enviaron a los subterráneos, donde estuvimos toda la noche del 13 y el día 14. Nos pegaban e interrogaban. El milico que pasaba nos daba una patada o un culatazo. De repente trajeron a Daniel Escobar de alguna parte y lo mató el teniente que lo estaba interrogando. Para mí era Miguel Krassnoff, otros dicen que era Edwin Dimter. Yo me he careado con el primero que lo niega y se indigna. También se dice que en el Estadio Chile estuvo Pedro Espinoza dando órdenes sobre qué hacer con los prisioneros.